No aceptes manzanas de un elefante
Una de las diferencias más obvias entre animales de todo tipo es el tamaño, encontramos algunos diminutos como el colibrí abeja - si, es un tipo de colibrí, muy chiquito, al que también se le dice Zunzuncito, más tiernos no venían - hasta animales enormes como la ballena azul, que es el animal más grande, no solo de la actualidad, sino de todos los animales que conocemos y sabemos que habitaron nuestro planeta.
Cuando uno ve animales tan grandes, tarde o temprano se pregunta ¿cuánto comen estos bichos? Y la respuesta más obvia suele ser UN MONTÓN, que a veces - aunque poco preciso - puede ser suficiente información. Pero entonces uno tiende a pensar que la cantidad de comida que coma un animal depende directamente del tamaño que este tenga, por lo que rápidamente deduce que, por ejemplo, un monito caí en el amazonas debe comer mucho menos que un león en la sabana, y estaríamos en lo cierto, pero ¿esto es siempre así?
La naturaleza puede ser muy rara a veces, y esta relación entre el tamaño del animal y la cantidad de comida que necesita, no siempre es tan directa. Consideremos por ejemplo el caso de los perezosos, son un suborden de los mamíferos que podríamos considerar relativamente grandes, y si uno trata de adivinar la cantidad de comida que necesitan, seguramente la sobrestimaría. Esto se debe a que su metabolismo es extremadamente lento, lo que hace que sea muy eficiente, es decir, básicamente, que procesa muy bien su comida y extrae toda la energía que necesita - aunque también ahorran un montón de energía al moverse tan lento.
Entonces ya está, más tamaño, más comida, y metabolismo más lento, menos comida ¿no? Si, pero no.
Hace mucho tiempo, antes de que caiga un meteorito en el planeta y extinguiera un gran porcentaje de las especies que lo habitaban, había unos bichos enormes que caminaban sobre la Tierra, a los que generalmente conocemos como dinosaurios - aunque ese nombre en realidad es de un grupo que ni siquiera está extinto - y que, como todo el mundo sabe, eran ENORMES - no todos, pero si los que nos interesan ahora.
¿Alguna vez se preguntaron cuánto debería comer un sauropodomorfo? - o sea, un dinosaurio con cuello largo - sabiendo que no solo eran los animales más grandes que habitaban sobre la Tierra, sino que además, eran herbívoros - porque los animales más grandes por lo general lo son - uno se pregunta ¿de qué tamaño eran las plantas? Resulta que si bien había - seguramente - plantas enormes, sabemos hoy en día que estos animales no comían cantidades exorbitantes, como uno podría pensar - ya sé que están pensando, seguramente tenían un metabolismo re lento, pero no es tan fácil.
Otro factor que influye en cuán bien - o mal - se digiere un alimento, es la cantidad de tiempo que ese alimento pasa dentro del organismo, y un metabolismo lento no es la única forma de extender ese plazo de tiempo, en la naturaleza se encuentran muchos métodos con los que los seres vivos tratamos de obtener nutrientes de nuestra comida.

Los sauropodomorfos usaban su tamaño como una ventaja - entre otras cosas - para procesar sus alimentos por más tiempo, de esta forma, no necesitaban un metabolismo tan lento como el de los perezosos, porque el tiempo que su alimento pasaba dentro del organismo era considerable, debido al largo camino que debía recorrer antes de ser desechado.
Tan variadas como los tamaños de los animales, son las formas eficientes de digestión que encontramos en la naturaleza. Las vacas, por ejemplo, mastican su comida más de una vez y se suele decir que tienen 4 estómagos - aunque eso no sea tan cierto. Los conejos, tienen 2 tipos de excremento, porque comen todo 2 veces - si, ya saben lo que significa eso - porque su sistema digestivo es corto - porque son chiquitos - y su metabolismo es rápido.
Como no todos los animales procesan sus alimentos de la misma forma, a veces se ven cosas raras cuando un animal come algo para lo que su organismo no está adecuadamente preparado. Quienes más conocen de estos casos raros son seguramente las personas que se encargan de cuidar animales en zoológicos o refugios, y eso llevó a cuidadores de elefantes a inventar un "truco" para entretener a los visitantes. Hay muchos videos en internet de elefantes comiendo todo tipo de frutas, parecen gustarle tanto como a las personas, pero a diferencia de las personas, no siempre necesitan masticar las frutas para tragarlas. Las manzanas, en particular, no son masticadas, y curiosamente, no son digeridas - porque pasan muy rápido - y son desechadas por los elefantes casi intactas, y si bien los elefantes no las vuelven a comer, algunos cuidadores creen que es graciosa la cara de los visitantes al comer una manzana pasada por elefante.